Prólogo - Entre Líneas Difusas
Prólogo de Marcelo Garbine para el libro "Entre Líneas difusas" de Katya Galassi
Parque do Ibirapuera - São Paulo, 26 de junio de 2015
Empecé a pensar que había escogido el día equivocado para caminar por Ibirapuera, famoso parque de São Paulo. De una mañana fría de junio ¿qué más podría esperar?
Desperté en aquel fin de madrugada para terminar de redactar un texto para una revista. Como de costumbre, asé cinco panes de queso y mezclé algunas gotas de café a la leche caliente. Llevé la silla al jardín y, mientras lo tomaba, vi hacia el cielo y busqué la luna. No la encontré...
En medio del silencio, pude oír, en la sala, la impresora trabajando. Estaba imprimiendo la obra que la escritora argentina Katya Galassi me envió para hacer el prefacio.
Al darme cuenta que el ruido había cesado, interrumpí el desayuno y la inútil búsqueda por la musa de los poetas en el espacio para agarrar la resma. Retorné al mazo provisto de cerca de seis decenas de hojas tamaño carta. Bebí el último trago de leche caliente sin quitar los ojos del título del primer poema: "Poesía de noche sin luna".
Lo dejé para pensar en la supuesta coincidencia cuando llegué al parque. Soy un hombre que le gustan los encantos y los misterios de la vida y, en aquella ocasión, lo que más me agradó fue la sintonía. Me gustan las señales y el universo suele ser mi "amigo invisible".
Me entretenía con el vapor que se formaba enfrente de mí a partir del aire cálido que salía de mi nariz e y de mi boca. El rocío bañaba las lindas flores que daban aquel colorido tan bello al paisaje. Colores vivos y gotitas son una combinación perfecta para dejar el paisaje en el punto exacto propicio para las reflexiones más agradables. Era como una sala vacía que me permitía exclusivamente a mí amueblar a mi gusto muy particular. Sentí que era hora de interrumpir la caminada y acomodarme debajo de aquel árbol tan acogedor.
Katya Galassi ni sospechaba, pero ella estaba acompañándome, en aquel instante tan íntimo. La presunción de sintonía se confirmó. Yo estaba profundamente alucinado con su escrita.
Después de releer las poesías de Katya decenas de veces, inicié la lectura de sus textos. Cuando entré en el cuento "Fábrica de Muñecas", finalmente conseguí encontrar palabras para aliviar mi ansiosa necesidad de traducir la calidez que yo estaba sintiendo en el corazón:
¿Sabe cuándo entramos en un restaurante pensando en comer un simple plato de arroz con frijoles y, al abrir la puerta, se encuentra en un banquete servido para dioses del Olimpo? No, usted no sabe porque eso probablemente nunca sucedió en su vida. Pues fue eso, exactamente eso es lo que sentí. El placer fue multiplicado por la sorpresa de la alegría. Yo que estaba preparado para degustar poesías y prosas, de repente, me vi infiltrándome en un mundo de variedades de las letras. Era un menú completo con ítems que describían de forma impar todos los matices posibles del espíritu humano, desde el payaso perturbado que retrata bien a la persona con trazos de psicopatía egocéntrica que cargamos en este circo de la vida hasta la exaltación de una heroína o anti heroína, pasando por impresiones sobre aflicciones, náuseas y muerte.
No, yo no había escogido el día equivocado para caminar por el Parque do Ibirapuera porque me acompañaba el más cálido de todos los cobertores. Era casi un útero materno de tan acogedor. Pude ver, en las tramas poéticas, los ojos del hombre que desestabilizó el ambiente de un café, constatar en mi piel el flagelo de la joven Jacqueline y tener la experiencia olfativa de oler el mofo de una hierba, identificando la misma aversión de Galassi.
"Entre Líneas Difusas" es una invitación a sumergirse en un mar de sensaciones que vino de la singularidad del alma de esta escritora y le permite a cualquiera de nosotros, seres dotados de capacidad de vivir y regocijarse, la oportunidad de deleitarse al sol que arde en las delicadas construcciones de la literatura de Katya Galassi.
Marcelo Garbine (Mingau Ácido)
Escritor: Marcelo Garbine Mingau Ácido
Traducción: Maribel Pacheco
Parque do Ibirapuera - São Paulo, 26 de junio de 2015
Empecé a pensar que había escogido el día equivocado para caminar por Ibirapuera, famoso parque de São Paulo. De una mañana fría de junio ¿qué más podría esperar?
Desperté en aquel fin de madrugada para terminar de redactar un texto para una revista. Como de costumbre, asé cinco panes de queso y mezclé algunas gotas de café a la leche caliente. Llevé la silla al jardín y, mientras lo tomaba, vi hacia el cielo y busqué la luna. No la encontré...
En medio del silencio, pude oír, en la sala, la impresora trabajando. Estaba imprimiendo la obra que la escritora argentina Katya Galassi me envió para hacer el prefacio.
Al darme cuenta que el ruido había cesado, interrumpí el desayuno y la inútil búsqueda por la musa de los poetas en el espacio para agarrar la resma. Retorné al mazo provisto de cerca de seis decenas de hojas tamaño carta. Bebí el último trago de leche caliente sin quitar los ojos del título del primer poema: "Poesía de noche sin luna".
Lo dejé para pensar en la supuesta coincidencia cuando llegué al parque. Soy un hombre que le gustan los encantos y los misterios de la vida y, en aquella ocasión, lo que más me agradó fue la sintonía. Me gustan las señales y el universo suele ser mi "amigo invisible".
Me entretenía con el vapor que se formaba enfrente de mí a partir del aire cálido que salía de mi nariz e y de mi boca. El rocío bañaba las lindas flores que daban aquel colorido tan bello al paisaje. Colores vivos y gotitas son una combinación perfecta para dejar el paisaje en el punto exacto propicio para las reflexiones más agradables. Era como una sala vacía que me permitía exclusivamente a mí amueblar a mi gusto muy particular. Sentí que era hora de interrumpir la caminada y acomodarme debajo de aquel árbol tan acogedor.
Katya Galassi ni sospechaba, pero ella estaba acompañándome, en aquel instante tan íntimo. La presunción de sintonía se confirmó. Yo estaba profundamente alucinado con su escrita.
Después de releer las poesías de Katya decenas de veces, inicié la lectura de sus textos. Cuando entré en el cuento "Fábrica de Muñecas", finalmente conseguí encontrar palabras para aliviar mi ansiosa necesidad de traducir la calidez que yo estaba sintiendo en el corazón:
¿Sabe cuándo entramos en un restaurante pensando en comer un simple plato de arroz con frijoles y, al abrir la puerta, se encuentra en un banquete servido para dioses del Olimpo? No, usted no sabe porque eso probablemente nunca sucedió en su vida. Pues fue eso, exactamente eso es lo que sentí. El placer fue multiplicado por la sorpresa de la alegría. Yo que estaba preparado para degustar poesías y prosas, de repente, me vi infiltrándome en un mundo de variedades de las letras. Era un menú completo con ítems que describían de forma impar todos los matices posibles del espíritu humano, desde el payaso perturbado que retrata bien a la persona con trazos de psicopatía egocéntrica que cargamos en este circo de la vida hasta la exaltación de una heroína o anti heroína, pasando por impresiones sobre aflicciones, náuseas y muerte.
No, yo no había escogido el día equivocado para caminar por el Parque do Ibirapuera porque me acompañaba el más cálido de todos los cobertores. Era casi un útero materno de tan acogedor. Pude ver, en las tramas poéticas, los ojos del hombre que desestabilizó el ambiente de un café, constatar en mi piel el flagelo de la joven Jacqueline y tener la experiencia olfativa de oler el mofo de una hierba, identificando la misma aversión de Galassi.
"Entre Líneas Difusas" es una invitación a sumergirse en un mar de sensaciones que vino de la singularidad del alma de esta escritora y le permite a cualquiera de nosotros, seres dotados de capacidad de vivir y regocijarse, la oportunidad de deleitarse al sol que arde en las delicadas construcciones de la literatura de Katya Galassi.
Marcelo Garbine (Mingau Ácido)
Escritor: Marcelo Garbine Mingau Ácido
Traducción: Maribel Pacheco
Essa também é legal!
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